Algunos dicen que la revolución
agrícola puso a la humanidad en el camino del progreso, otros consideran que
fue el punto en que rompieron su relación con la naturaleza e iniciaron un
camino de codicia y egoísmo. Fuera como fuera, no había vuelta atrás.
Los seres humanos empezaron a
multiplicarse mas rápido, en el 10,000 a.C. habían unos 5-8 millones de
cazadores-recolectores y en el siglo I d.C. quedaban 1-2 millones de ellos,
pero eran la minoría comparados con los 250 millones de agricultores, viviendo
en su mayoría en poblados permanentes, el “hogar” de los cazadores eran
territorios de decenas e incluso cientos de kilómetros, los agricultores tenían
un campo y una estructura de madera, piedra o barro, la casa, de unos pocos
metros cuadrados, un cambio con un gran impacto psicológico como
arquitectónico.
Los nuevos territorios no solo
eran mas pequeños, sino que eran transformados, esta hábitat artificial era
destinado solo para los humanos y SUS plantas y animales, manteniendo alejados
a las plantas y animales salvajes.
El tiempo se expandía, los
cazadores no solían invertir mucho tiempo en pensar en los siguientes meses,
los agricultores empezaron a imaginar años y décadas hacia el futuro, claro que
siempre los humanos dejaban marcas que persistían durante generaciones, pero la
agricultura dio mayor importancia al futuro, y a las preocupaciones por ese
futuro.
La agricultura fundo sistemas
políticos y sociales a gran escala, lamentablemente los campesinos casi nunca
conseguían la riqueza económica futura que ansiaban, por todas partes surgían
gobernantes y élites, que vivían a costa de los excedentes de alimentos que
producían los campesinos, estos excedentes impulsaron la política, las guerras,
el arte y la cultura y la creación de aldeas, pueblos, ciudades y reynos, la
gente inventó relatos acerca de grandes dioses y poderosas naciones, aunque la
evolución seguía avanzando lentamente, la imaginación humana construía
asombrosas redes de cooperación. En el 8,500 a.C. los mayores poblados eran
aldeas como Jericó con unos cientos de habitantes, en el 2,250 a.C. Sargón el
Grande forjó el imperio acadio que se jactaba de tener un millón de súbditos, y
entre 1,000 a.C. y 500 a.C. aparecen los megaimperios Asirios, Babilónicos y el
Imperio Persa con millones de súbditos.
Redes de “cooperación” suena muy
idealista, la gran mayoría de estructuras sociales humanas, están hechas para
la explotación y la opresión, los humanos evolucionaron durante millones para
ser bandas de unas docenas de individuos, en unos pocos miles de años aparecen
las ciudades y los imperios, muy poco tiempo para que un instinto de
cooperación en masa apareciera, por lo cual se crean “ordenes imaginados”,
estos ordenes necesitan reglas de juego, Hammurabi el mas famoso rey del
Imperio Babilonio creo el código de Hammurabi, que siguió siendo usado luego
que Hammurabi muriera y fue base de otras “reglas de juego”, 3,500 años después
las 13 colonias británicas en Norteamérica, sienten que el rey de Inglaterra no
los trata de manera justa y declaran que son independientes, con la Declaración
de Independencia, crean su documento fundacional,
ambos documentos hablan de un mundo regido por principios de justicia
universal, aunque el único lugar donde existen esos principios es en la
imaginación humana.
Como se hace para que millones de
personas crean en ordenes imaginados como la democracia, el cristianismo o el
capitalismo? Primero no se admite nunca que es “imaginado”, el orden que
sostiene a la sociedad es una realidad creada por grandes Dioses o por las
leyes de la naturaleza, se educa de manera concienzuda a la gente, desde que
nacen, los principios de este orden se recuerdan constantemente, se incorporan
a la cultura, los cuentos, las canciones, la propaganda, la moda. El orden
modela nuestros deseos y de esta manera se convierten en las defensas más
importantes, el orden es intersubjetivo, existe en la imaginación compartida de
miles y millones de personas.
Cualquier orden imaginado en el
que se deje de creer es reemplazado por otro.